Es el sentido del movimiento. Sus receptores se encuentran en el oído interno. Tiene funciones tan importantes como la
estabilidad del campo visual, el equilibrio, el control del tono muscular y de la musculatura antigravitatoria,
la coordinación bilateral o la regulación del nivel de alerta.
Nos informa sobre la posición de nuestro cuerpo. Envía mensajes a nuestro cerebro desde los receptores situados en nuestros músculos,ligamentos y articulaciones. Dependemos de esta información para planificar nuestros movimientos.
Para la mayoría de los niñ@s, la Integración Sensorial se desarrolla de forma natural. Sin embargo, para otros, este proceso no sigue el curso habitual. A continuación enumeramos algunos de los síntomas que se pueden observar cuando esto sucede:
Retraso en el desarrollo motor.
Dificultades de lenguaje, lectura y escritura.
Problemas de alimentación (dieta restringida, rechaza texturas…)
Bajo rendimiento escolar, problemas de atención y organización.
Alteraciones del ritmo sueño-vigilia.
Dificultades en la motricidad fina (pintar, abotonar, recortar, escribir…).
Tropiezos, choques o caídas frecuentes, descoordinación motriz.
Rechazo al movimiento (correr, saltar, juegos con pelota…).
Exceso de movimiento o inquietud motriz..
Evitación de contacto con ciertos materiales: arena, pintura…
Molestias con la ropa (etiquetas, texturas, tejidos, costuras…).
Distractibilidad con imágenes, objetos, personas o ruidos.
Aunque son importantes todos los sistemas sensoriales, desde la Teoría de la Integración sensorial, el sistema táctil, el vestibular y el propioceptivo son considerados como la base para un adecuado desarrollo.
Es necesario que la base de la pirámide sea sólida para que habilidades más complejas como el aprendizaje escolar, la conducta y las diferentes actividades de la vida diaria se desarrollen de una manera eficaz y de calidad.
Centro inscrito en el Registro Único de Entidades Prestadoras de Servicios Sociales de la Consellería de Traballo e Benestar (RUEPPS) nº registro E-6162